El último del año…


2014Último día del año y aquí me encuentro frente a la computadora descargando palabras. Este año estuvo lleno de sorpresas. Podría decir que algunas no fueron agradables. Sin embargo, sigo pensando que todo es positivo en esta vida. Todo sucede para que seamos mejores y para que pasemos al siguiente nivel. Sí, sí, sí… ya sé que es cliché y suena horriblemente trillado el «todo pasa por algo.»

Yo prefiero «el Universo es sabio y acomoda las cosas para lo mejor» así que, aunque algunas sorpresas dolieron o parecieron en su momento de lo peor, sé que sucederá siempre lo mejor. Por otro lado, las sorpresas que de entrada fueron agradables han enriquecido enormemente mi existencia. 

Está por comenzar un nuevo año y es natural que en momentos me quede observando al horizonte con la mirada perdida, sin expresión en la cara. Son momentos de reflexión que me gustaría tener más seguido. Una amiga Zen me diría que esos momentos deberían suceder diario y varias veces; eso es la meditación. Concuerdo perfectamente con ella. Necesito esos momentos para saber en dónde me encuentro física, mental y emocionalmente y así poder dar el siguiente paso con un poco de certidumbre del lugar a donde quiero llegar. Es relativo porque no tenemos certidumbre más que de que vamos a morir, pero ayuda a la planeación a corto plazo.

De esas reflexiones me doy cuenta que TODO – con mayúsculas, subrayado y negrita – tiene un efecto. Toda acción tiene una reacción. Nada pasa desapercibido. Todo lo que hacemos tiene un efecto. No estoy seguro sobre eso de la causa, pero el efecto sí. Si hago algo estando solo, no pasa desapercibido para el Universo, tiene también su efecto y si involucra a otra persona indirectamente, con más razón, aunque nadie me vea. 

Ahora estoy convencido que esto sucede también a nivel mental. No sé en qué medida pero sucede. La mente es una herramienta poderosísima y que la mayoría del tiempo está ahí jodiendo junto con el ego. Cuando pienso algo se refleja en mi cara. Esa expresión tiene una reacción. 

Por ejemplo, puedo estar desnudando con la mente a la mujer que está haciendo fila frente a mi. Podría pensar que no pasa nada, al fin y al cabo sucede en mi mente. Pero si alguien me filma sin que me dé cuenta, me daría cuenta que mi cara revelaría que por mi mente pasa algo agradable – para mí – y por la dirección a la que apuntan mis ojos tiene que ver con las nalgas de la mujer delante de mí. A menos que uno piense como si fuera una estatua o un cyborg sin expresiones pues tal vez se queda en la mente, pero ese pensamiento se puede recordar, puede predisponer a una acción o a no actuar. Al final, SÍ sucede algo con sólo pensarlo. 

No creo que en esas mamadas de «El Secreto» de que ya con pensarlo y programarme y decretar puedo hacer que las cosas sucedan. Se necesita más que eso, se necesita voluntad, entusiasmo, pasión y tal vez más dependiendo de cada persona. Pero si creo que en la mente uno puede crear monstruos que se materializan cuando ejercemos acciones o cuando dejamos de hacer algo.

Este choro-reflexión viene porque este año que está empezando ya me he resuelto a hacer lo mejor que pueda de mi vida. He desperdiciado mi tiempo y el de otras personas 😦 haciendo cosas que no quiero hacer, llevando a cabo actividades por guardar las apariencias y estupideces sociales por el estilo. A veces me encapricho y me enterco y me quejo de las personas, de los lugares, de las situaciones y me olvido que el único que puede hacer algo soy yo y ha llegado el momento de tomar acción.

Navidad… año nuevo… reuniones familiares… etc. no me gustan esas fechas y eventos porque me las paso mal. Por fuera puedo parecer que estoy estable; incluso que me la estoy pasando bien, pero ¿a quién engaño? Yo preferiría quedarme en casa a ver una película o terminar de leer el cúmulo de libros y artículos que tengo guardados para cuando «haya tiempo», cenar normal pero rico y dormirme a las 10 de la noche sin tener que haber salido de casa. Mejor me reúno después de las fechas con la gente querida evitando borrachos nocturnos, desvelos y todos los problemas que conllevan las reuniones de estas «festividades». 

Navidad no tuvo nada de extraordinario pero me doy cuenta que yo fui el culpable. No por haber aceptado ir o no ir con tal o cual familiar, sino porque yo decidí pasarla mal, sufrir por dentro, pensar estar en otro lugar en vez de ahí. Qué distinto hubiera sido si hubiera decidido pasarla bien. Simplemente aceptando que estaba en ese lugar y que quería pasarla bien. 

Experimenté en una comida que hubo y para mi sorpresa me la pasé muy bien. Estaban todos los elementos molestos de siempre y sin embargo, al salir de la comida sentí una calidez del anfitrión que, además, se preocupó porque estuviera a gusto. ¡Wow!

Año nuevo no pinta mejor que navidad, de hecho, pinta de la reverenda y absoluta verga. Pero esta vez he decidido pasarla bien y no tiene que ver con emborracharme o sacar temas polémicos y hacer caca a los que traten de imponer su forma de pensar con argumentos débiles o estúpidos acerca de esos temas. Se trata de sonreír genuinamente, de sentirme bien porque quiero. Porque estoy vivo, con salud, con padres amorosos con seres cercanos que me enriquecen y otros que sirven para forjar mi carácter y tal vez para poder guiarlos de alguna forma con el ejemplo. Ya lo hice apenas en esa comida. ¿Por qué no hacerlo también para esta noche?

Regresando a la reflexión inicial acerca de que TODO tiene un efecto. Entonces mi actitud y pensamiento respecto a una situación non grata debe acomodar el universo para que la gente se sienta también bien. – Lo comprobé con el anfitrión de la comida – Es muy evidente cuando hay molestias. Nos ponemos de jeta y eso provoca la jeta de los demás. Los más inteligentes y versados emocionalmente te ignoran y siguen en su mood. Los sopes que estamos aprendiendo a vivir en este planeta nos enganchamos y creamos un ambiente tenso. Así que esta noche, igual que dice la canción de los Hombres G, voy a pasármela bien. Y no sólo esta noche, quiero que 2014 sea así. Va a ser una tarea difícil dado el pinche carácter que me cargo, pero será un experimento interesante y ya estaré desahogando la experiencia por aquí.

Alguna vez escribí cómo, sin darme cuenta, he influenciado para bien o para mal, en terceros. He creado monstruos que dejo regados por todos lados. Yo evoluciono en mis actitudes y emociones, pero con el mal ejemplo dejo a personas actuando de la misma forma monstruosa en la que yo me comportaba y he ahí el efecto de esas acciones. Me impresiona mucho cada vez que identifico una actitud negativa que yo tenía en alguien más. Y se evidencia porque no la tenía. Mi forma de ser a veces puede ser contagiosa y me preocupa que no sea mi mejor forma. Me preocupa porque la reacción natural será el que obtenga lo mismo de vuelta.

No quiero dejar basura a mi paso como herencia en el Universo. Quiero dejar algo bueno en cada lugar o momento que pueda. Se me olvidará seguramente, pero si se vuelve hábito lo estaré haciendo en automático y tengo la esperanza que influencie a aquellos monstruitos que he creado y que evolucionen en algo mejor. 

Desde que salí de casa he regalado sonrisas genuinas y paciencia por donde he ido. Y lo único que he recibido de vuelta es lo mismo. Estoy contento… un tanto nostálgico porque extraño y extraño mucho mientras escucho la canción de Rihanna. Pero sé que el Universo regresará el equilibrio y las acciones positivas tendrán reacciones positivas. Cada día es una aventura, es un nuevo episodio en la serie de nuestra propia vida y lo bello de cada episodio es, que sin importar el guión y las escenas que nos ponga la vida, nosotros decidimos cómo vamos a actuar y cómo queremos que sea. No sabemos el final, nadie lo sabe, pero yo sé que quiero que cada episodio sea entretenido, intenso, enriquecedor y que además trascienda para que mí mundo y el mundo en general sea mejor. 

Gracias a los que llegaron hasta acá en la lectura…

Que 2014 sea una oportunidad de dar «reset» en nuestra vida y que seamos lo que queremos ser. 

 

3 comentarios en “El último del año…

  1. «…He desperdiciado mi tiempo y el de otras personas 😦 haciendo cosas que no quiero hacer, llevando a cabo actividades por guardar las apariencias y estupideces sociales por el estilo. A veces me encapricho y me enterco y me quejo de las personas, de los lugares, de las situaciones y me olvido que el único que puede hacer algo soy yo y ha llegado el momento de tomar acción…) Esta parte, mi querido Ro, es un pensamiento recurrente que tuve en el 13. Me dije de mil formas que la solución estaba en mí. Fue el año más raro de mi vida entera, no me gustó y esto para completar la lista de todas mi quejas. Fui así de apática y me volví ermitaña en un mundo de personas. Bien, ya entendí, ya aprendí, ese 13 fue una clase casi aburrida en la carrera de mi vida. Aquí vamos, sin quejas y mas ojos abierto hacia adentro. Me gustó mucho la reflexión y tengo que decir parece que esa vida 13 tuya, fue también la mía, ja! Muchos abrazos!!!

    • Mi querida Luisa, qué gusto leer tu comentario y saber que seguimos coincidiendo. Hagamos que este 2014 sea diferente. Nosotros decidimos cómo va a ser y será excelente. Abrazo enorme!!

  2. Aquí vamos caminando y sí, recibir el 14 me hizo «mariposas en la panza» como cuando ese alguien muy especial. Voy a tener que recuperar las amistades que dejé por andar de apática, veremos si todavía están, si no, pues haré unas nuevas. Te dejo abrazo con toda la empatía que me trajeron los reyes (unos amigos del pueblo cercano) jaja! Besos Ro!!!

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